Se dice que…Solo se puede superar aquello que se comprende, lo que se asume como parte o una etapa de nuestra realidad. La derecha es democrática porque las financieras ocupan el lugar que antes era de las Fuerzas Armadas. Los bancos y las corporaciones son las catedrales de los ricos que buscan acumular y acumular al costo social que sea. Javier Milei es el verdugo de los argentinos. El pscicópata mintió. El ajuste no lo paga la casta política. El ajuste lo paga la gente, incluidos los idiotas que lo votaron. Los que aún apoyan a Milei sufren un claro complejo de pobreza intelectual. Martín Goerling y Ninfa Alvarenga, sin comprenderlo realmente, se erigen como referentes de este nuevo orden social en la Tierra Sin Mal. El dato de color es que Milei en lo económico planea ser más dañino que las dictaduras y Carlos Menem. Otro dato es la reivindicación equivocada del individualismo. Una sociedad para pocos solo genera violencia. Violencia real, no la del tarado del presidente y sus trolls de Twitter. Los perejiles que apoyan Milei no ven la gestación de un dictador. El sistema político tiene que limpiar de sus estructuras a aquellos que no creen en la democracia y sobresaltan la figura de Milei como líder. La Renovación tiene en sus filas una importante funcionaria que si tuviera algo de dignidad ya hubiera renunciado. Los radicales deben evaluar que hacer con sus correligionarios conversos. Los peronistas escrachar al inútil de “Juanchi” Irrazábal con sus pakitas y pakitos que volvieron a Yacyretá de la mano de Martín Menem. Y el PRO, que se puede decir del macrismo en este escenario, Milei los trata igual que a los radicales, pero la caja de Yacyretá estaría bajo la órbita de Humberto Schiavoni y su nuevo pupilo, el titular en los papeles de la EBY, Alfonso Peña. Para los libertarios hay casta de primera y casta de segunda.

 

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