Se dice que…El sostén ideológico de Juntos por el Cambio es sentirse superior al resto de los mortales y actuar en consecuencia. Mauricio Macri dejó una deuda pública astronómica y además, nos enteramos por el FMI que gran parte de los 45.000 millones de dólares de su préstamo fueron a parar a paraísos fiscales de amigos del ex presidente. A pesar de todo esto, desde el macrismo hablan de moral y principios republicanos apostando a una fractura social del pueblo argentino y como si esto no fuera suficiente pretenden volver en 2023.

En el caso de la Tierra Sin Mal, los diputados nacionales Alfredo Schiavoni, Martín Arjol y Florencia Klipauka terminaron el año votando en contra de su propia provincia, defendiendo los intereses porteños y correntinos y demostrando la falta de dignidad que tuvieron durante la campaña 2021 al mentirle a los votantes e inventarse todos un “personaje electoral” que se contradice con lo actuado. El mejor  ejemplo de esto es el daño que significó para los misioneros que rechazaran el Presupuesto 2022.

El dato de color es que Juntos por el Cambio representa a un sector que detesta el ascenso social del misionero que promueve la Renovación y lo más tragicómico es que la oligarquía misionera “venida a menos”, a la que solo le queda el apellido y deudas en su tarjeta de crédito, cree que el macrismo los protege y los referencia. La oligarquía misionera “más holgada financieramente” también es frágil de memoria, pero en el fondo lo que más los irrita son las políticas inclusivas que impulsa el gobierno provincial, sumado a que las perspectivas para el 2022 son muy positivas y esperanzadoras. Otro tema lamentable que heredamos del macrismo es que impusieron una cultura donde todos los valores los instaura en el mercado y las redes, incluidas las acciones públicas.

 

 

 

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