Se dice que…La memoria es una facultad humana básica que recibe muy poca atención a pesar de todos sus caprichos y manías. Los negacionistas y mediocres aspiracionales sienten que se elevan una categoría social al votar a un candidato que para sus estándares políticos y sociales ellos no califican como ciudadanos. Herbert Marcuse advirtió “que la memoria puede revertir el flujo del tiempo y convertirse en una facultad utópica”. El dato de color es que hoy el espacio que pulverizó a la clase media dice tener la solución y representa el cambio. Otro dato es que los que odian no pueden ser factor de cambio para una sociedad en crisis que mantiene su esperanza de vivir mejor. El líder amarillo aseveró que “hay que dinamitar todo”, claro, hasta tiene lógica, si él jamás supo que significa la palabra “vivir con dignidad” y por los resultados de su gobierno tampoco le importó. La perla es que los ciudadanos tienen la oportunidad de no cometer la ingenuidad de votar a quien jamás los respetará.