Se dice que…El templo misionero de los peronistas pragmáticos sin escrúpulos ideólogicos intenta ponerse en movimiento. Aunque solo sea de manera circunstancial. Sin profesionales de la política ni el poder. La sede del Partido Justicialista de Misiones siempre estuvo a merced de los traidores e ingratos que aún pululan escondidos a su alrededor. El dato de color es que la ceguera de los románticos peronistas no les deja ver que nuevamente los engrupen con las célebres elecciones internas partidarias. Que jamás se realizan. La trampa de la lista de unidad. Mentiras infantiles reproducidas fielmente por los medios de comunicación locales. Otro dato es que los nombres que suenan para presidir el PJ misionero son los del diputado nacional, Alberto Arrúa, y el presidente del Concejo Deliberante de Posadas, Jair Dib. Una manera de darle un marco de seriedad a la nueva convocatoria de los dirigentes y militantes peronistas. La perla es que el edificio de López y Planes tendría un embargo y la institución justicialista estaría muy floja de papeles. Algún día se sabrá lo que hicieron “Lucho” Viana y “Juanchi” Irrázabal. “Es siempre la misma historia, difícil que haya elecciones el 17 de noviembre en el Concejo Nacional Justicialista”, comenta un K arrepentido que quiere volver a la Renovación y no descarta que haya cambios de fondo en el peronismo misionero. ¿Perversidad o sabiduría tardía?

 

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