Se dice que… Un sector del sistema no leyó bien lo que significa la irrupción de un “outsider” de la casta política como Javier Milei. El presidente electo demostró que es parte de dicha “peste” -que insultándola y ahora sumándola a su gobierno- la gente harta de todo le creyó y lo hizo presidente. Un sector de la Renovación se prepara para lo que ellos llaman la sucesión, otros le dirían suicidio político. El encuentro fue franco y a agenda abierta. En un momento de la velada el hermano de un diputado provincial que será ministro, con el aval del anfitrión, llamó a copar todos los espacios de la administración misionerista. Errática definición para una conspiración de mentes estrechas y ambiciones desmedidas. El dato de color es que las embestidas planeadas de madrugada y puestas en manifiesto por personajes de inestable equilibrio emocional y moral encendió las alarmas para que se prepare una contraofensiva brutal con carpetazos, fotos, videos y otras yerbas. Otro dato es que la paciencia del misionero tiene un límite y ya no le gusta algunas cosas que ve en la administración provincial. La perla es que el consorcio conformado por los comediantes de la sucesión esperan actuar a espaldas del conductor de la Renovación. Ignorando que Carlos Rovira ya está al tanto de las idioteces de estos “conspirados virgenes”. “Es como el caso de ese automovilista borracho que choca toda una fila de autos estacionados y le echa la culpa a su acompañante”, reflexiona una fuente confiable entre risas y enojo al predecir que el referente de los conspiradores virgenes se va despegar del operativo sucesión y los va a traicionar a todos.