Se dice que…Vivimos un nuevo tiempo político en la Tierra Sin Mal. Tenemos un presidente que detesta a las provincias. La violencia verbal de Milei choca con las contradicciones ideólogicas de la epopeya imaginaría que vende y muchos ilusos compran. La casta no es casta, sino un eslogan que supo vender y que servirá para realizar una limpieza de clases sociales. El pobre será más pobre. La clase media dejará de ser clase media. Los que se desempeñan en la función pública sin aportar una idea se tendrán que buscar un nuevo destino. Sin lucidez o talento no habrá cargos ni nombramientos. Solo quedarán los que tienen la vocación de trabajar en política. Con el cuerpo solamente no alcanzará. Los Alberto Fernández de la vida tendrán que pensar en retirarse una vez que terminen sus mandatos. Hay que corregir los errores del sistema político. El dato de color es que está crisis llamada Javier Milei servirá para resetear la sociedad en su conjunto. No todo es lo mismo. El presidente es el emergente del hartazgo de la gente y la mala interpretación de los votantes. Por algo en las elecciones provinciales se votó diferente que las elecciones nacionales. Otro dato es que jamás hubo un Congreso de la Nación con tan mala calidad intelectual. Lo cual agudiza la confusión imperante. Difícil tarea para los legisladores nacionales del misionerismo. Esta vez tocamos fondo de verdad. La perla es como Milei manipula a la UCR y el PRO. Desconcierta a Mauricio Macri. Saca del juego a Cristina Kirchner. Y avanza en el desguace del Estado. La desocupación crecerá. El poder adquisitivo se destruirá. Y emergerán los arrepentidos. Los que nunca supuestamente los votaron. “El pueblo va acompañar el ajuste y los despidos”, vaticinó el líder de los “boinas tibias” Martín Arjol que ahora junto a Martín Goerling llenaron a Yacyretá de “ñoquis”. Humberto Schiavoni, Alfonso Peña, Martín Arjol, “Juanchi” Irrazábal, Alfredo Abrazian y Martín Goerling no son casta política. Son parte de las fuerzas del cielo. Clarísimo.