Se dice que…Las redes sociales son una expresión de libertad para la sociedad, pero cuando ellas son utilizadas para defender la filosofía de la muerte e “inocular” el odio en la vida ya es un problema muy grave, más si varios de estos energúmenos detentan un cargo público. El caso de Horacio Loreiro es patético, no solo por reflejar el odio de una oligarquía misionera “venida a menos”, que no acepta que solo le queda el apellido, sino porqué al defender la dictadura militar nos demuestra quien es y al promover conceptos de no vacunación y ser “muy cercano” a un famoso grupo antivacunas nos dice que no hay una ética ni un amor por la vida de los otros. Es evidente que no les importa la salud del pueblo misionero, pero ellos, sí, todos ellos, los del círculo de liberales que forman parte de Juntos por el Cambio, están vacunados. No es contradicción, es hipocresía, la misma que utilizan cuando piden menos impuestos a los ricos y que el ciudadano común quede huérfano del Estado y librado a su suerte. Pero el Covid-19 no es una enunciación política, es una pandemia. El dato de color es que se sabe que habría personas  de “supuestos” apellidos ilustres ligadas a diputados provinciales macristas que promueven por grupos de WhatSapp, redes sociales y medios de comunicación campañas contra la vacunación en la Tierra Sin Mal y desde la Justicia estarían investigando bajo la hipótesis de delito “apología contra la salud de la población”. “Es solo un sector de Juntos por el Cambio, pero cuando esto salga a luz se va a llevar puesto a más de uno”, cuentan off the record desde el Palacio de Justicia de Misiones.